Hace
unos días de madrugada, ya entre el sueño y la vigilia, me
preguntaba el por qué de los parámetros que tienen los reinados de
belleza. Por ejemplo, comencemos por la estatura. ¿Para qué necesitan gigantes? ¿Acaso existe un ejército
secreto compuesto sólo de gigantescas bellezas que nos va a defender
en caso de un ataque de... hombres que no han tocado una mujer en
años? Son mujeres 90-60-90, 1,80 de estatura, jóvenes, con talentos totalmente desperdiciados.
Es como las aletas de tiburón, que las quitan por sus poderes
afrodisiacos y desechan todo el resto del animal. A las reinas las
evalúan por la tonicidad muscular, la firmeza de su piel, que sepan
usar las dos piernas y más aún, que puedan caminar en zancos,
porque eso es lo que son esos tacones en que las obligan a subir a
las pobres muchachas. Les evalúan la posición de la nariz en la
cara, si las nalgas están en su sitio (¿Hay alguna nalga que pueda
estar en el sitio incorrecto?)... nunca les preguntan a las
concursantes, hey, ¿a quién prefieres, a tú mamá o a tu papá?
¿Cómo te llevas con tus hermanos? ¿Qué materia te gusta más de
tu carrera? ¿A qué le temes más? No. Mucho menos, ¿en qué
piensas especializarte? ¿En dónde te gustaría hacer un postgrado?
Al tiburón no le preguntan cosas personales antes de mutilarlo y
dejarlo morir en las profundidades del mar. A estas niñas, en
cambio, niñas de 17, 18, 23 años, después de someterlas a
caminatas y caminatas y más caminatas como a caballos de feria o
como a esclavos de antaño (aunque ahora no se acercan a mirarles los
dientes, ésos han resuelto dejárselos en paz) las someten a una
pregunta crucial que decidirá quién gana y quién se va para su
casa a poner los pies en aguasal. La pregunta en sí es absurda:
Interprete esta frase de Confucio. Diga cuál es la mujer que más
admira. Si tuviera que irse a una isla... Hable de la situación
política de su país. Pero lo más absurdo es la expectativa que
tienen respecto de la respuesta a esa pregunta. Quieren a un Noam
Chomsky, a un Confucio, a un Ferdinand de Saussure, a un Roland
Barthes, a un Winston Churcill. ¡Por todos los dioses! Yo a mis 18
años no podría abarcar los aspectos de la política de mi país, ni
podría entender a cabalidad a Confucio. Yo a esa edad, si me tocara
exponerme en paños menores frente a la población mundial, y luego
encontrarme ante una pregunta de esa índole, sólo habría atinado a
decir: "eehhmmm... hombre con hombre, mujer con mujer...".
Pretenden
que admiren a la Madre Teresa de Calcuta o a la Dama de Hierro. La
seguidora de una monja no se pone frente a millones de personas a
caminar en calzones y tacos altos para que le hagan una tasación
lípida y ósea. La seguidora de una mujer de la política prefiere
hacer que otros sean quienes caminen en calzones frente a millones de
espectadores. Quien entiende las frases de Confucio no ve reinados en
la TV. No tiene TV. Vive en un lamasterio en el Tíbet. No lo tomen a
mal, soy mujer, me encanta que me miren, pero no que me midan.
Los
reinados son afrodisiacos. Escenografían todo para que imaginemos
que existe una playa idílica por donde sólo caminan beldades
sonrientes y bien educadas que podrán parecerse a estatuas griegas,
si pensamos que una estatua griega después de miles de años de
estar en un pedestal sin comer, seguramente perderá varios kilos.
Pero camuflan ese morbo lujurioso tras el velo de esas preguntas
inapropiadas e impersonales. Ahora, si buscáramos a una mujer que
representara a nuestros países ante el mundo, no elegiríamos
"escuintlas" que apenas sí saben dónde están paradas.
Que son para hacer obras sociales, ¿no era para eso que estaba la
primera Dama? Que para promover el turismo de su país, ¿acaso el
resto de mujeres de ese país es tan horripilante y desagradable que
espanta a los visitantes? Que porque los vestidos, los diseñadores,
alguien que me diga sinceramente si usaría un vestido así para una
comida. En serio, es mucho entrenamiento físico en cuerpos
perfectamente buenos como para dejarlos perder así.
Claro,
está lo otro. La belleza. ¿A quién no le gusta ver una mujer
bonita? Esto me lleva a otra gran pregunta: ¿Qué es una mujer
bonita? Para algunos las misses podrán ser su ideal de belleza. Pero
hay pueblos del África para los que las bizcas se llevaban todos los
galanes. Para los beduinos, quienes tengan estrías son las más
apetecibles. Para otros, las mujeres de caderas anchas les colman las
más pornográficas fantasías. En el Renacimiento, sin ir muy lejos
y contrario a lo que podría pensarse, lo sexy era tener la frente
ancha, las pupilas dilatadas, los dientes pequeños y separados.
Nadie tiene por qué decirnos quién es bonito y quién no. No
habitamos un museo obsesionado por proporciones exactas e
irrebatibles. La realidad es plural. Habitamos un mundo desigual y
eso es lo que lo hace interesante. No estamos aquí para seguir
modelos (en sus dos acepciones). Alguien descubrió hace siglos
nuestro papel en este mundo. Estaba escrito en el oráculo de Delfos
y lo han repetido mucho: Conócete a ti mismo. Quizá es eso lo que
han aportado los realities. Aunque una vez alguien dijo que la gente
cambia cuando está frente a una cámara, por lo menos se trata de
gente real, a quien no le interesa decir la frase correcta ni posar
de santo. El día en que se diga después de un reinado, “qué
bien, este año ganó la luchadora. Va a entrenar mujeres guerreras para el ejército de tal país” o “que bueno, Fulanita, la bióloga, va a
poder cumplir su sueño de ir a clasificar monos en Centroamérica”
ese día volveré a creer en la humanidad. Mientras tanto sólo seguiré viendo como caen los tiburones, mutilados, al fondo del mar.
Y sin embargo nos seguimos complicando en un mundo donde nada resulta ser suficiente.
ResponderBorrarCreo que en las gestas de belleza no tiene sentido medir el intelecto ni las cualidades cognitivas. ¿O sí?
ResponderBorrarEse es el punto. Las gestas (ingestas?) de belleza no tienen sentido.
ResponderBorrar"Caminatas y más caminatas como a caballos de feria. Tasación lípida y ósea. No lo tomen a mal: soy mujer, me encanta que me miren pero no que me midan". Brillante. Da mucho alivio leer cosas así. Me hiciste reir mucho y también rabiar, pero desde un sentimiento de justicia administrada. De sentencia.
ResponderBorrarGracias. Qué bueno recibir comentarios positivos. Normalmente pensar así se considera un tipo de herejía en nuestra sociedad.
BorrarEspero que avalar el reinado sea muy pronto herejía...
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